Redacción
El riesgo cardiovascular se eleva en la mujer a partir de los 50 años. La Dra. Pilar Jiménez, Especialista del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y miembro del Grupo de Trabajo Mujeres en Cardiología de la Sociedad Española de Cardiología, destaca en esta entrevista en iSanidad la importancai de realizar un enfoque multidisciplinar de este problema y pone en valor el papel del ginecólogo y del médico de atención primaria. La cardióoga insiste en que el cambio de estilos de vida junto a la incorporación de leches vegetales fermentadas enriquecidas con esteroles vegetales pueden ser de gran ayuda para prevenir un aumento del colesterol LDL.
¿Cómo debe actuar el especialista para prevenir un aumento del colesterol y el riesgo cardiovascular en la mujer a partir de los 50?
El primer paso es promoviendo unos hábitos de vida saludable. Mejorando la alimentación, incentivando la realización de actividad física y llevando controles periódicos del colesterol. A mis pacientes les funciona muy bien complementar este cambio de hábitos con la toma de leches fermentadas enriquecidas con esteroles vegetales, ya que nos permiten reducir en algunos casos hasta un 10% la cifra de colesterol.
¿Por qué se había centrado más la concienciación en el hombre que en la mujer?
Tradicionalmente hemos vinculado, tanto la sociedad como los profesionales médicos, las enfermedades cardiovasculares como el infarto con el género masculino, porque solían ser considerados los más afectados y porque se daba por hecho que la mujer biológicamente era igual que el hombre, pero no es así.
“A mis pacientes les funciona muy bien complementar este cambio de hábitos con la toma de leches fermentadas enriquecidas con esteroles vegetales”
Incluso hay libros clásicos de Medicina que se siguen usando hoy en día, que representan el infarto y ponen de ejemplo la imagen de un hombre con las manos en el centro del torax. Sin embargo, sabemos que los síntomas del infarto son muy variados. Estudios recientes han concluido que los síntomas más frecuentes reportados por las mujeres son similares en la mayoría de los casos a los hombres siendo el dolor torácico opresivo central (80-86%) la localización más frecuente del dolor. Además del dolor torácico de localización central, las mujeres frecuentemente refieren dolor en otras localizaciones como las regiones entre las escapulas, las mandíbulas y en la boca del estómago. A veces sobre todo en mujeres jóvenes se puede confundir con dolores musculares o con un ataque de ansiedad. Y esto hay que comunicarlo, para que la sociedad este informada y pueda reaccionar a tiempo.
Está claro que nos queda mucho trabajo por hacer como sociedad y, por ello, es tan importante que se realicen movimientos como “Cuídate para que nada cambie”, que sacan a la luz esas diferencias y recuerdan la importancia de que la mujer, especialmente a partir de la menopausia, debe poner especial cuidado en su colesterol y en su riesgo cardiovascular.
“La mujer, especialmente a partir de la menopausia, debe poner especial cuidado en su colesterol y en su riesgo cardiovascular”
¿Qué papel debe jugar atención primaria en una detección temprana del colesterol LDL elevado en la mujer?
La atención primaria tiene un papel fundamental en todo esto. Al final, es el médico de consulta más directa para todo el mundo y deberían ser muy conscientes de esas necesidades específicas que tiene la mujer al llegar a la menopausia, para intentar evitar a través de la prevención, que esa paciente acabe empeorando su riesgo cardiovascular o, incluso, sufriendo un evento cardiovascular.
¿Y en cuanto al ginecólogo? ¿Cuál es su función?
En mi opinión, el papel del ginecólogo es aún más importante en ese proceso de prevención de riesgo cardiovascular en la mujer mayor de 50 años, ya que es como su médico de referencia en todas las etapas vitales de la mujer. Y es frecuente que lo visite al menos una vez al año. Por ello, es importante que realicen esa labor de concienciación sobre riesgo cardiovascular tras la menopausia, e incluso de cribaje, para detectar casos de colesterol elevado, y que rápidamente puedan recomendar pautas básicas de prevención y derivar al especialista para una revisión más exhaustiva.
“Es importante que el ginecólogo realice esa labor de concienciación sobre riesgo cardiovascular tras la menopausia, e incluso de cribaje, para detectar casos de colesterol elevado”
¿Cuáles son los principales cambios a los que tiene que atender el profesional médico durante menopausia?
La disminución de estrógenos asociada a la menopausia es una de las cuestiones clave en muchos de los efectos y síntomas asociados con esta etapa. El aumento del colesterol es, sin duda, uno de los cambios más importantes a nivel de salud a tener en cuenta por los médicos, pero también por las propias mujeres. Estos cambios hormonales también provocan una redistribución de la grasa, tradicionalmente ubicada en las caderas y los muslos en las mujeres, que pasa a situarse en la zona abdominal, aumentando el perímetro de cintura y la grasa visceral, y convirtiéndose, si no se controla, en un factor de riesgo cardiovascular en sí misma. Además, existe mayor riesgo de desarrollar hipertensión, por lo que es también esencial -ya que hemos perdido la protección natural que nos brindaban los estrógenos- incidir en el cese del hábito tabáquico .
Además, la menopausia y los cambios hormonales que conlleva, pueden provocar la aparición de osteoporosis y fragilidad ósea, por lo que, en general, es importante que al llegar a esta etapa todas las mujeres acudan a su médico para realizarse un chequeo, que revise todos esos parámetros.
¿Qué papel pueden jugar los alimentos funcionales en la prevención del colesterol?
Los alimentos funcionales como, por ejemplo, el consumo de leches fermentadas enriquecidas con esteroles vegetales es especialmente beneficioso en el control del colesterol. Yo lo recomiendo activamente a mis pacientes, porque sus efectos se ven rápidamente en las analíticas, no obstante, esto tiene que ir de la mano de una mejora de los hábitos de vida del paciente a nivel global. Evitar el alcohol, el tabaco, mejorar la alimentación y por supuesto, aumentando la actividad física, son claves para la prevención.
